La Fundación de Santamarca y de San Ramón tiene sus raíces en dos venerables obras caritativas más que centenarias. De ese pasado han nacido varios proyectos, y de forma destacada dos centros educativos madrileños: Santamarca y San Ramón y San Antonio. Dos colegios que no olvidan esa tradición, pero que miran no solo al presente, sino al futuro, para ofrecer una formación a sus estudiantes de calidad y que además les ayude a ser buenas personas, como nos cuenta su director, Ignacio Olmos.

Por empezar por el principio ¿qué es la Fundación Santamarca y San Ramón y cuántas obras la integran?

Nuestra entidad tiene origen en la fusión de la Fundación Santamarca y de la Fundación San Ramón y San Antonio, ambas entidades con más de cien años de trabajo y éxito, miles de alumnos, huérfanos y residentes, que fueron fruto de la generosidad de sus fundadores, enfocadas a recoger y educar en un principio a niños huérfanos, y luego a todos aquellos niños y niñas que buscaran una educación católica no solo de calidad docente sino principalmente humana.

Durante estos más de cien años de actividad miles de niños y niñas han salido de nuestros Colegios y Residencias, dejando un legado de profesionales, pero sobre todo de buenas personas que han formado sus familias, volviendo a la que fue su casa, y así teniendo varias generaciones. En cada una de ellas nuestro objetivo siempre ha sido que nuestros alumnos y alumnas generen una capacidad de pensamiento propio que les permita elegir su propio destino, siendo futuros actores sociales que pretendan un mundo más justo.

 

El Patronato en estos últimos años se ha centrado en adoptar aquellas decisiones que han actualizado y modernizado no solo un proyecto innovador y profesionalizado en todas nuestras obras, sino seguir centrando el protagonismo en la atención personalizada a nuestros niños y jóvenes mirando muy especialmente por su bienestar, su salud emocional y su futuro en función de sus capacidades y necesidades, todo ello bajo los valores que nos enseña la vivencia de ser partícipes de la Iglesia. Otra segunda línea de actuación ha sido realizar aquellas inversiones que han permitido adaptar nuestros monumentales edificios a la seguridad y a mejorar las condiciones para la enseñanza actual.

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